Partidos divididos y en conflicto, autoridades electorales puestas en duda, un gobierno incapaz de mantener las riendas, violencia y desencanto ciudadano, esos son los ingredientes del proceso electoral que vive Veracruz, donde la democracia no parece asomarse por ningún lado.
JESÚS ALLENDE
Veracruz llega a su cita con la democracia en medio de un ambiente enrarecido por la estrategia de quienes quieren llegar o conservar el poder. Partidos y políticos cada vez más desprestigiados esperan ganar los sufragios de quienes todavía acuden a las urnas. Una elección desencanta para el grueso de la ciudadanía, pero belicosa entre los involucrados, es la que se avecina.
Aunque su reputación siempre ha estado en duda dada la historia reciente de los comicios locales, a unos días de la elección los partidos políticos de oposición volvieron poner el dedo sobre el Instituto Electoral Veracruzano y Carolina Viveros García, presidenta del Consejo General del organismo encargado de organizar la “fiesta democrática”.
Errores en la impresión de boletas electorales en las que se omitieron los sobrenombres o nombres de candidatos e incluso los logos de algunos partidos políticos, son interpretados por los afectados como una nueva evidencia de la intención del IEV de favorecer a los abanderados priistas.
“Lo que hace el IEV es inequitativo, porque mientras a mí me negó usar mi sobrenombre, a la candidata del Partido Revolucionario Institucional, Ana Guadalupe Ingram Vallines, sí le permitió ponerse Anilú Ingram, es una clara muestra de que quieren beneficiarla confundiendo al electorado con mi nombre real”, manifestó Maryjose Gamboa Torales, candidata del PAN a la diputación por el distrito Veracruz Urbano, quien fue una de las voces que pidió la renuncia de Viveros García.
También la militancia del Partido del Trabajo recomendó la salida de la presidenta del Consejo General y de Hugo Lobato Moctezuma, quien se desempeña como secretario ejecutivo de ese organismo. Fidel Robles Guadarrama, comisionado estatal de ese partido, señaló que la omisión de los sobrenombres de 28 de sus candidatos es un ejemplo de la incompetencia de quienes organizan la elección.
“Dicen que es un error normal, la presidenta del Consejo dice que fue un error de dedo, nosotros pensamos que tiene dolo, y mejor pensar así, porque si fue un error, no queremos ver los que pueden cometer a la hora de contar los votos, no es un organismo fiable si se equivoca en algo tan básico”, expuso el dirigente del partido de izquierda.
Ante la ausencia de los nombres de sus candidatos y el logo de su partido en cinco municipios, el partido Alternativa Veracruzana decidió tomar las instalaciones del IEV en Tenampa, Chacaltianguis, Soledad de Doblado, San Juan Evangelista y Atoyac.
“Nosotros hicimos los registros en tiempo y forma, nos dijeron que fue un error de imprenta y nosotros de buena fe creemos que así es, pero gran parte de la militancia está ya desconfiada y piensan que hubo dolo y en grave que la ciudadanía no confíe en quien organiza la elección”, sostuvo Alfredo Tress Jiménez, dirigente estatal de ese partido.
Carolina Viveros García insistió que no se trató de un error del IEV sino de la empresa Litho Formas, encargada de la impresión de la papelería electoral. La funcionaria garantizó la reimpresión de las boletas con errores, gasto que sería subsanado por el órgano electoral a pesar de tratarse de un error de imprenta y de haber pagado más de 17 millones de pesos por las papeletas.
PARTIDOS DIVIDIDOS
Los conflictos y descalificaciones entre los partidos son comunes en los procesos electorales, pero la elección de este año en Veracruz además se caracterizó por las pugnas al interior de las tres principales fuerzas políticas, las cuales llegan divididas en mayor o menor medida.
Pese a caracterizarse por su comportamiento institucional, prácticamente sumiso ante las decisiones de los dirigentes, los priistas no pudieron ocultar su molestia ante varias de las decisiones tomadas por los líderes del partido que actualmente ostenta el poder en la entidad.
Erick Lagos Hernández, dirigente estatal del partido tricolor, no pudo mantener el curso de la nave por completo, y aunque evitó el hundimiento total del barco, no puede decir que salió bien librado, situación que podría verse reflejada en los resultados finales de los comicios.
La decisión más polémica fue la inclusión de Rafael García Bringas y José Ramón Gutiérrez de Velasco en la lista de candidatos plurinominales al Congreso de Veracruz. Ambos ex panistas tenían apenas semanas de haber abandonado el partido azul cuando aparecieron en las posiciones dos y cuatro de la propuesta priista, prácticamente asegurando así una curul.
“El priismo ha cambiado sus estatutos y ahora pueden ser propuestas personas que militaron de otros partidos e incluso aquellas que renunciaron al PRI y que quieren regresar. Queremos tener un partido más abierto a los ciudadanos, más plural, ellos sin duda son personas valiosas que aportarán mucho al PRI”, manifestó el líder priista sin querer aclarar los detalles de los acuerdos con los ex panistas.
La determinación causó molestia entre la militancia, que ya venía irritándose tras numerosas imposiciones en las candidaturas uninominales. Algunos priistas de cepa, como el diputado Enrique Levet Gorozpe, señalaron el peligro de perder simpatías y causar división en el partido a causa de “las estrategias” de la dirigencia estatal.
Pero son el PAN y el PRD los partidos que llegan más divididos. Antes que iniciara el proceso la descomposición del partido del Sol Azteca ya era notoria tan solo al considerar la existencia de dos dirigencias.
Al consolidarse el liderazgo de Sergio Rodríguez Cortez, quien es acusado de alinearse al PRI y al Gobierno del Estado, el grupo desplazado, liderado por Juan Vergel Pacheco, se replegó sin antes manifestar que no apoyarían a los candidatos surgidos de esa dirigencia. El ex dirigente incluso expresó que una buena parte de la militancia perredista apoyará a los candidatos del PAN al no encontrar opciones sólidas entre las propuestas del partido de izquierda.
Mientras que el PAN sumó los conflictos locales arrastrados durante años con los originados a nivel nacional, donde comenzó la lucha por el control de panismo entre los grupos afines al ex presidente Felipe Calderón y al senador Ernesto Cordero y los que quieren un nuevo orden dentro de esa institución.
Además, la pugna local entre la corriente afín a la familia Yunes y los que se oponen a ellos se intensificó, marcando una línea muy clara entre los dos grupos panistas veracruzanos, uno liderado por Miguel Ángel Yunes Linares y el otro por Julen Remetería del Puerto.
Todos estos conflictos internos provocaron la desbandada masiva de militantes en varios puntos de la entidad. Los más significativos ocurrieron en la zona conurbada, donde además del de Gutiérrez de Velasco está el caso de Julio Saldaña Morán, quien es candidato del PRD a la alcaldía del puerto de Veracruz y quien al parecer tiene posibilidades de hacerse con el triunfo.
VIOLENCIA Y ESTADO DEFICIENTE
La antesala de la elección estuvo marcada por la violencia y la desconfianza hacia el actuar el Gobierno del Estado, que fue acusado en incontables ocasiones de “meter las manos” en el proceso electoral. El escándalo de los videos donde queda detallada la intención de hacer uso de recursos públicos para comprar y cooptar votos puso al gobernador Javier Duarte de Ochoa al borde del precipicio, al punto de quedar en duda su permanencia al frente de la administración estatal.
Aunque el escándalo alcanzó repercusiones nacionales, Duarte de Ochoa logró amarrar un pacto político con las dirigencias estatales de los partidos participantes en los comicios, el llamado Pacto por Veracruz, en alusión al Pacto por México que quedó vulnerado ante la aparición del videoescándalo.
No obstante, al final el pacto terminó desarticulado al abandonarlo el Partido Acción Nacional, la principal fuerza opositora. Las razones expuestas por el Comité Estatal del Partido fueron la falta de condiciones de seguridad para llevar a cabo la elección, esto después de varios hechos violentos ocurridos en diferentes puntos y que el gobierno de Duarte de Ochoa han minimizado.
El lunes 17 de junio murió una persona en un enfrentamiento entre panistas y priistas de Coxiquihui, municipio localizado en la región del Totonacapan. Aunque ambos partidos condenaron los hechos, el debate más acalorado surgió después de que las dos fuerzas políticas se adjudicaran la militancia del muerto. Solo seis días después, tres camionetas de militantes panistas de Tierra Blanca fueron incendiadas con bombas molotov. Otra vez el gobierno minimizó los hechos.
Arián Gabriel Hernández, secretario de Asuntos Electorales del PAN, sostuvo que no hay motivos para mantener un pacto en el que sólo hay “simulación” y nulos avances en las investigaciones por delitos electorales.
DESENCANTO CIUDADANO
Pero es el desencanto ciudadano el mayor protagonista de la elección intermedia, donde un gato blanco con motas negras logró ganar la genuina atención de los votantes antes que cualquier político o candidato. La popularidad del gato Morris, “candidato ciudadano” a la alcaldía de Xalapa, es la máxima expresión del hartazgo de gran parte de la ciudadanía ante la clase política y los procesos electorales.
El politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica, catedrático del Colegio Libre de Estudios Universitarios, señaló que el surgimiento de un fenómeno como el gato Morris y de campañas que promueven la anulación del voto son síntomas de la descomposición del sistema electoral.
Ronzón Verónica añadió que según un estudio realizado por el CLEU la mayoría de los votantes no ha decidido por quién va a votar, esto significa que los candidatos no han logrado interesar a los ciudadanos, algo grave pues esto limita la participación el día de la elección.
“Solo el 20 por ciento de la población está decidida por quién votar. El 80 por ciento restante se divide en dos grupos, la mitad no está dispuesta a participar y la otra mitad está indecisa, es el llamado voto flotante, el día de la elección de espera una participación entre el 48 y el 60 por ciento, algo realmente muy bajo”, consideró el especialista.
No obstante, añadió Ronzón Verónica, la trama electoral no concluirá el 7de julio, ese día a penas alcanzará un punto medio, quedan muchos más conflictos y “dramas” por vivir, sobre todo considerando el primer acto, lleno de descalificaciones, desconfianza y violencia.
“Debido a la poca participación y a la prevalencia del voto duro se esperan elecciones muy reñidas, consideramos que la mayoría se van a resolver en tribunales, eso ha venido siendo una tendencia en Veracruz, también se va a tener que hacer un recuento de voto por voto en muchos distritos y municipios, esto apenas empieza”, enfatizó el politólogo.
*Nació en el sur del estado y ejerce el periodismo desde hace cuatro años. Es egresado de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana. Está convencido que no hay políticos honestos.
