CONTRASTES
Amigzaday López Beltrán
Desde hace 13 años se anunció la construcción de un penal en Veracruz de súper ultra máxima seguridad donde se albergarán a los más peligrosos delincuentes.
Dos mil internos de alta peligrosidad con delitos como robo agravado, homicidios y extorsiones, además de otros 500 delincuentes consignados por realizar actividades como el trafico de drogas, armas, trata de personas, contrabando y miembros de cárteles de la droga.
El penal, ubicado en la comunidad Gildardo Muñoz en el municipio de Papantla, y después de un atraso de más de una década estaría por abrir sus puertas. La obra fue construida en un área de 28 hectáreas de terreno.
Sin embargo, el problema radica en la ubicación, el Cefereso no está construido en un área aislada, sino en una humilde comunidad donde habitan 800 personas humildes, quienes habitan en casas hechas de madera y en algunos casos hasta parchadas con naylon.
La seguridad que le dará quizá al país o a unos cuantos pasa por encima de la tranquilidad de estos habitantes, que algunos están a menos de 10 metros del penal y que no han sido reubicados.
A estos habitantes las autoridades les dijeron: “abandonen sus domicilios y solares por su seguridad”. También la Policía Federal y los encargados del Cefereso quedaron de capacitarlos y ofrecerles talleres de protección, pero ninguna de estas ofertas-amenazas fueron reales.
Los habitantes, que en su mayoría hablan tutunakú, solo ven como la construcción del cefereso está a punto de concluir y ellos están envueltos en un escenario de temor por el riesgo que se les avecina.
El periodista José Martin Arriaga, oriundo de la zona norte de Veracruz y quien también habla la lengua tutunakú se dio a la tarea de ir a la comunidad para hablar con los habitantes de la zona.
“Manuel García, uno de los vecinos de la calle 16 de septiembre se pregunta cómo responderán si un hecho violento se presenta en la noche, porque sus calles no tienen luz ni vigilancia. En el día, al menos en caso de un tiroteo pueden correr y esconderse entre maizales y potreros.
El campesino observa detenidamente las torres del reclusorio federal y confiesa temor e inseguridad ante los nuevos «vecinos» donde la comunidad ha pensado en los más diversos escenarios.
Qué tal si los prisioneros son rescatados por otros delincuentes armados, qué tal si hay un enfrentamiento o una persecución. Las viviendas serían las primeras en recibir los impactos de bala por encontrarse a escasos 10 metros del Centro Penitenciario Federal número tres, relata con miedo a perder a su familia por la inseguridad.
Sólo basta recorrer 11 kilómetros de carretera para llegar a la comunidad “Gildardo Muñoz” en Papantla para conocer el abandono y la pobreza en el que viven los habitantes. Hombres y mujeres que en su mayoría hablan el tutunakú.
Al llegar a esa zona rural sólo la calle principal está pavimentada, el resto o son ramales y pequeñas veredas que rodean todas las chozas de madera y láminas de cartón. Casi no hay servicio de transporte público, sólo transitan con mayor frecuencia los camiones de las compañías al servicio de Petróleos Mexicanos (Pemex), que en algunos tramos, han dañado la carpeta asfáltica.
Las familias utilizan como drenajes hoyos cubiertos de una plancha de madera para defecar; los niños no tienen un campo ni un jardín para divertirse en las tardes.
Incluso los niños asustados por lo que está por llegar, prefieren un lugar acondicionado para jugar y pasarla con sus padres. “Les van a robar la infancia”, dicen asustados sus padres”…
Un penal de alta seguridad que pone en riesgo a una comunidad http://revistaera.com/index.php/k2-reportaje/item/4882-un-penal-de-alta-seguridad-que-pone-en-riesgo-a-una-comunidad
EL ANTECEDENTE.- El penal de ultra máxima seguridad, el primero en el estado y que será manejado por el Gobierno Federal, fue un convenio suscrito en ese entonces, por el exgobernador Fidel Herrera y el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa.
El acuerdo consistió, en que Veracruz entregaría en posesión el penal de Papantla y en reciprocidad el gobierno federal daría recursos para que se construya un nuevo reclusorio en el puerto de Veracruz.
¿Un acuerdo justo o un arreglo jugoso?
CALLEJAS SE LAS Verá NEGRAS.- El nuevo líder de la bancada priista y presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso Local, Nicolás Callejas Arroyo tendrá un día difícil mañana cuando tome protesta, porque a pesar del cobijo que le da el gobernador y el priismo, no tendrá el mismo respaldo de la clase magisterial que ya les preparan una sorpresita para también mandar su mensaje al gobierno y al partido.
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