En Palacio de Gobierno había una duda que tenía a todo el personal involucrado en vilo: ira o no el Gobernador a entregar su III Informe al Congreso.
La amarga experiencia de la instalación de la nueva Legislatura con el terrible zafarrancho que se armó como parte de la revancha magisterial en contra del nuevo presidente de la Junta de Coordinación Política, Nicolás Callejas Arroyo y la amenaza de los campesinos de protestar en pleno informe, casi mueve los planes.
El comunicador y diputado local, Tonatiuh Pola daba a conocer que desde la Oficina de Palacio de Gobierno les informaron: “Nos han dicho que es posible que no venga el Gobernador del Estado y sea el secretario de gobierno quien cumpla esta encomienda”.
Al final, la oficina de prensa de Gobierno envió un comunicado donde confirmaba la presencia de Javier Duarte al Congreso Local para entregar el documento y posteriormente dar su mensaje.
Hoy a medio camino del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, son tres los principales puntos que el mandatario estatal debe poner más atención: seguridad, economía y estabilidad política y laboral.
En materia de seguridad, la entidad atraviesa por un terrible momento, donde los secuestros, crímenes, ataques a migrantes y todo lo que implica la violencia del crimen organizado han arreciado en el estado.
La falta de impartición de justicia y de poca seguridad es una de los focos rojos que mantiene a la sociedad veracruzana en vilo.
Hace unos días el colectivo por la Paz región Xalapa exigió al gobernador Javier Duarte de Ochoa una pronta y eficaz intervención para atender los casos de desaparecidos y protección a la ciudadanía ante la ola de violencia en el estado, que de acuerdo a las estadísticas en el estado.
Los integrantes del Colectivo señalan que es urgente actuar ante la realidad de injusticia y el incremento exponencial de violencia que se vive en el estado “y los trágicos acontecimientos que pasan todos los días: los 221 secuestros y 383 desapariciones ocurridos entre los años 2010 y la primera mitad del 2013, las extorsiones y demás crímenes cometidos en contra de la sociedad, nos conduce y nos obliga a establecer un posicionamiento de demanda social a las autoridades en materia de prevención del delito, de seguridad y paz social”.
El segundo punto que el mandatario debe poner especial atención y en serio apretarse el cinturón junto con todo su gabinete, donde a todas luces son claros los dispendios, excesos y enriquecimientos, es en materia económica.
La deuda heredada –y corresponsable por el mismo mandatario al ser el ex secretario de Finanzas—, el dispendio, las elecciones, los embates naturales, el mismo crimen organizado y las constantes manifestaciones tienen al estado sumido en una situación crítica, sin grandes obras y las que están en trámite se encuentran paralizadas, empresarios preocupados y algunos casi en quiebra y empleados con un oscuro panorama.
La estabilidad política y laboral ha sido otro de los talones de Aquiles de Duarte de Ochoa quien entre las convulsas elecciones, las reformas de Enrique Peña Nieto, las manifestaciones magisteriales, de campesinos, y la poca habilidad política de sus funcionarios ha privado la represión, los errores, lo que lo ha obligado a cambiar una y otra vez de miembros de su gabinete.
Si Duarte de Ochoa quiere en verdad mejorar y cambiar el rumbo de cómo pasara a la historia no puede dejar pasar más tiempo. Es ahora o nunca.
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