Se cumplieron los objetivos de Gustavo Madero Muñoz al ganar la presidencia del Partido Acción Nacional el anterior domingo 18 de mayo: sacudirse la secuela de influencia y poder dejada por el ex presidente Felipe Calderón y la posibilidad de recuperar el abandono de muchos ciudadanos que vieron dos sexenios de aciertos algunos y harta corrupción.
Si alguien le hizo la vida de cuadritos al señor Madero e incluso a la otrora candidata a la primera magistratura, Josefina Vázquez Mota, fue precisamente Calderón y el primer círculo a su lado: Margarita Zavala, Ernesto Cordero, Max Cortázar, Javier Lozano.
El triunfo de Madero se veía venir desde que comenzaron las campañas en pos de la presidencia panista en marzo pasado. Sobre todo cuando llevó a su lado en la contienda al diputado federal con licencia, el queretano Ricardo Anaya, quien se ha caracterizado por intenciones y acciones en favor de la cultura democrática del país como lo demostró a su paso en la presidencia de la Cámara de Diputados y lejos de la ortodoxia conservadora y hasta recalcitrante de no pocos militantes y seguidores de ese organismo político.
Otros panistas rezagados acompañantes de Madero, relegados, fueron Santiago Creel, Marco Adame, Isaías Cortés, Teresa Lizárraga, Loreto Quintero, Teresa Jiménez y Blanca Jiménez, integrantes de su planilla.
Madero logró 56 por ciento de los votos, 14 por ciento más que Ernesto Cordero.
Eso supone que podrán volver al partido, al menos ya como militantes activos, personajes como el chihuahuense Francisco Barrio Terrazas, embajador en Canadá, quien se fue con la espada desenvainada contra su jefe Calderón por hacerle observaciones sobre desatinos; Barrio estimaba que su jefe era burócrata ajeno a los ideales del PAN:
O intelectuales como Francisco José Paoli Bolio, el cual abandonó el PAN por ética, más bien por los desastres gubernamentales que observó y en su propio partido, intolerancia, cuatachismo, aprovecharse del erario, contratos, corrupción.
Madero tiene de inmediato tareas de estructura partidista como son el comité ejecutivo nacional y su consejo nacional; entrarle de lleno a las reformas en telecomunicaciones, la energética y pendientes como la Comisión Nacional Anticorrupción. Preparar las elecciones de gobernadores del año entrante y la base en la presidencial del 2018. Aclarar los casos de los hermanos Bibriesca, Oceanografía y los que se acumulen.
Es una gran responsabilidad y no olvidemos que está en vigor el financiamiento de las actividades partidistas del antiguo Instituto Federal Electoral (IFE), que aprobó un monto por más de tres mil 925 millones a los partidos políticos en 2014.
Al Partido Acción Nacional (PAN) le tocan de esa cantidad 917 millones 195 mil pesos, 890 millones 480 mil pesos para actividades ordinarias y 26 millones 714 mil a específicas. Así que a trabajar con el presupuesto que paga la sociedad también, ojalá con seriedad y transparencia.
Atraque 1: La equidad de género dará mucho de qué hablar en materia política, pues 50 % de las candidaturas son ahora para las mujeres. A los partidos les urgen en sus filas.
Atraque 2: Urge mayor transparencia de las actividades públicas en Veracruz, saber cómo y en qué se gasta y a quienes se beneficia, sobre todo que en materia de infraestructura hacen falta caminos, puentes y carreteras; el programa nacional beneficia a unas cuantas áreas.
Atraque 3: Hasta cuándo el ejército y la marina estarán en tareas de seguridad pública. Los soldados están entrenados a actividades distintas a las que se les ha comisionado, por lo cual urge la reestructuración de las fuerzas estatales de seguridad y de todo el poder judicial. Si no las fuerzas armadas seguirán en ámbitos que nos les corresponden constitucionalmente.
