Rosa recoge los granos, como desde que estaba en el kínder y su mamá la llevaba a la pizca porque no tenía con quién dejarla. Al principio era bonito, como una aventura, pero luego se convirtió en un trabajo y dejó de ser un juego.
Rosa recoge los granos, como desde que estaba en el kínder y su mamá la llevaba a la pizca porque no tenía con quién dejarla. Al principio era bonito, como una aventura, pero luego se convirtió en un trabajo y dejó de ser un juego.