Ahora que ha sido difundido públicamente el último informe de Artículo 19 en el que, vale insistir, se sostiene que el clima de agresión al que están sujetos los periodistas se debe, en buena medida, a la participación de funcionarios públicos, en particular aquellos que se desempeñan en los niveles estatal y municipal; obliga a volver sobre el tema del fotoperiodista, Félix Márquez, cuyo trabajo acerca de los grupos de autodefensa de Tlaxiscoyan no sólo fue descalificado por funcionarios estatales, sino que se lanzaron amenazas dignas de las peores dictaduras de las que hemos sido prolíficos los países latinoamericanos.
En el escenario nacional, Veracruz ha sido clasificado como uno de los lugares más peligrosos en México para ejercer el periodismo. Aun cuando en 2012 la Comarca Lagunera, Tamaulipas y Nuevo León, se caracterizaron como zonas de intensa violencia en general; Veracruz se destaca por el nada honroso lugar en que más periodistas han sido agredidos, desplazados o asesinados.
Es importante recordar, también, que por irónico que parezca, existe una Comisión Estatal para la Defensa de los Periodistas que debería estar ya tomando cartas en el asunto y emitir al menos una opinión sobre el periodista amenazado. Existe una delgada línea entre la violencia verbal y la física, por eso es muy importante atajar de manera directa una problemática de este tipo; de modo que puedan evitarse acciones de este tipo en el futuro. Hasta ahora, la comisión no sólo no ha dicho nada, sino que parecen vivir en otro planeta y que eso les importa muy poco.
A propósito del reciente informe de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, acto en el que estuvo presente Raúl Plascencia, Presidente de la Comisión respectiva en el plano federal, esta también debería dar una opinión respecto de las agresiones a periodistas. Por cierto, aunque el informe describe una serie de temas que son importantes en torno a los derechos humanos, como el relativo a los migrantes, la violencia hacia las mujeres y las cuestiones derivadas de las dificultades para el acceso a los servicios de salud; no se dice absolutamente nada de la violación a los derechos humanos de los periodistas que justamente en ese año (2012) se reporta un incremento en las agresiones.
Frente a esta panorama, los periodistas han vencido el miedo y salen a la luz pública a protestar por la descalificación, también por el trato denigrante de que han sido objeto, en la persona de uno de sus compañeros de gremio. No está demás reconocer el valor de los reporteros que se manifestaron hace unos días, pues el clima resulta muy poco propicio para ello. Por fin, los periodistas han dado muestras de solidaridad entre ellos, la sociedad civil y la parte más activa u organizada de ella debería también hacer su parte.
¿Para qué sirve una comisión encargada de la protección a los periodistas? Obvio es que, en un clima en el que la autoridad es incapaz de garantizar las condiciones mínimas para el desarrollo de su labor, resulta necesario un tipo de organismo que los proteja. Sin embargo, ¿una comisión anclada a la estructura gubernamental (a parte de estar de suyo controlada por uno de los agentes que no le conviene que las cosas se sepan) no es en cierta forma un reconocimiento del colapso del sistema de justicia en Veracruz? Lo que los veracruzanos necesitamos es un sistema de justicia vigoroso que no sólo proteja a los periodistas, sino al conjunto de los ciudadanos y deja atrás las malas prácticas. Cuando esto ocurra, no habrá necesidad de dilapidar el presupuesto en organismos que no funcionan y que, además, están estructuralmente impedidos de realizar una labor eficaz.
Lo que parece aun más revelador es la pasividad o la abierta indolencia de los organismos encargados de velar por los derechos humanos o la protección directa de los derechos de los periodistas. Con este negro panorama, más vale pensar en una suerte de organismo integrado por periodistas y miembros de la sociedad civil, que permita visibilizar las demandas del gremio, al mismo tiempo en que lleve el registro de las agresiones de que son objeto; una suerte de Capítulo Veracruz de Artículo 19.
{fcomment}
