El secuestro y asesinato de Karina Reyes Luna, sobrina del arzobispo de Xalapa, formaría parte del uno por ciento de los casos de homicidios que, según el INEGI, son resueltos por las autoridades en Veracruz. Sin embargo, las evidencias apuntan que el joven condenado por ese crimen a 65 años de prisión podría ser inocente
RODRIGO SOBERANES
La declaración de una persona, que luego fue refutada por otras dos confesiones, fue suficiente para que una juez sentenciara a 65 años de prisión a Miguel Ángel Mateos Escamilla, un joven acusado de secuestrar y asesinar a la sobrina del arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios.
El joven lleva cinco años encarcelado y el pasado 5 de julio recibió su condena: casi siete décadas encerrado por el crimen de Karina Reyes Luna en el penal de mediana seguridad de La Toma en Amatlán.
Días después, la condena fue puesta en duda por el mismo arzobispo Hipólito Reyes Larios: “La sentencia debe ser revisada para evitar que se cometa una injusticia. Espero que esto sea verdaderamente justo, que se haya encontrado la verdad y que sea algo que hable bien de nuestra justicia”, dijo el religioso.
La familia de Mateos Escamilla interpuso un recurso de apelación a esa sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia del Estado y están a la espera de que sea discutido por los magistrados.
EL RECUENTO
Karina Reyes Luna fue secuestrada cuando salía de una estética en la avenida Colón del centro de Orizaba. De acuerdo a lo informado, los captores exigieron a la familia un millón de pesos durante dos días de negociaciones. No obstante, el cadáver de la joven fue localizado el domingo 16 de junio de 2008 a un costado del kilómetro 275 de la carretera federal Tehuacán-Acultzingo dentro de una bolsa negra.
Las investigaciones se dirigieron inmediatamente a la ex pareja sentimental y amigos de la joven, por lo que se procesó a Miguel Mateos Escamilla, a Carlos Victoria Cruz y a Jorge Rojas Martínez. Después fueron aprehendidos Julio César Gómez y Antonio Hernández, por su supuesta participación en el ilícito.
LOS REYES LUNA Y LOS MATEOS ESCAMILLA
Los Reyes Luna y los Mateos Escamilla se conocen, o al menos se ubican. “Nos encontramos en la calle y nos saludamos bien, tenemos relación de amistad de hace muchos ellos”, dice Roberto Mateos Sánchez, padre de Miguel Ángel.
El arzobispo, Hipólito Reyes Larios asegura que el asunto no es familiar. “La familia Mateos Escamilla es apegada a Dios y le tenemos afecto. A nivel personal no tenemos nada contra ellos, pero estas son cuestiones que no están en nuestras manos”.
A días de la sentencia condenatoria, Roberto Mateos, su esposa y otros dos de sus hijos alzaron la voz para mostrar a los medios de comunicación las pruebas de una injusticia para crear un “presunto culpable” para cerrar el caso, haciendo alusión al documental que estremeció México en 2009 al detallar cómo la justicia mexicana indicia a inocentes en crímenes que no cometieron.
Otro de los acusados es Jorge Rojas, el único que ha señalado a Mateos Escamilla, un testimonio contrario al de dos testigos presenciales, de acuerdo con el expediente del caso.
“La única razón por la que Miguel Ángel está en la cárcel es un simple señalamiento. Vago, irreal y que no fue ratificado por el que lo realizó”, expresó el padre del sentenciado.
MONTONES DE IRREGULARIDADES
En entrevista, la familia enumeró las inconsistencias de la investigación: Miguel Ángel Mateos dio su autorización para que se le realice un estudio genético que sería utilizado “para esclarecer los hechos que se investigan en la investigación (sic) ministerial 400/2008, dice el expediente.
En la misma página, con fecha del 15 de agosto de 2008, aparece una nota donde se afirma que “el resultado de este estudio nunca fue integrado al expediente”, con lo cual, pruebas científicas habrían sido desechadas.
Un elemento que no se desechó, pero que al parecer no tuvo el suficiente peso para el criterio de la juez, fue el cotejo de las huellas dactilares de Mateos Escamilla con las encontradas en las cintas con las que fue envuelto el cuerpo de la víctima.
La conclusión dice: “Las impresiones dactilares remitidas de manera adjunta a su solicitud como las tomadas a los C.C JORGE ROJAS MARTINEZ, JOSE CARLOS VICTORIA CRUS Y MIGUEL ANGEL MATEOS ESCAMILLA tanto las de manera rodada como las de la región marginal superior NO CORRESPONDEN a la identidad de los fragmentos de huellas encontrados en las cintas con las que fuera envuelta la hoy finada KARINA REYES LUNA”.
¿ASESINO SUELTO?
Roberto Mateos Escamilla, uno de los hermanos, resaltó que un testigo presencial se presentó por voluntad propia al Ministerio Público y ahí aseguró haber visto al posible asesino caminando por las calles sólo unos días después del crimen.
Esos mismos testigos ofrecieron la descripción de la persona que fue vista secuestrar a Karina Reyes para la elaboración del retrato hablado. De acuerdo a quienes presenciaron el rapto se trata de un hombre entre 38 y 40 años, de complexión robusta y de tez morena clara.
Miguel Ángel Mateos Escamilla tenía 27 años cuando fue detenido, es de tez clara y delgado, como se aprecia en la fotografía que la familia suele usar para compararlo con la filiación del retrato hablado que aparece en el expediente.
VIDA TRUNCADA
Al padre de Miguel Ángel le hace ruido un hecho que resalta con cierta ironía y que sugiere que el MP es capaz de dar inicio a una investigación (incluyendo la detención hasta la declaración preparatoria) en 60 segundos.
En el expediente aparece que la detención fue a las 21:15 de la noche, el mismo horario de la orden de la detención, de la presentación, el examen médico y de la declaración.
“Sesenta segundos fueron suficientes para hacer todas esas actividades”, cuestiona con ironía Roberto Mateos padre.
“La defensa ha presentado pruebas a favor de Miguel y las que aporta la fiscalía también salen a favor de Miguel (…) Aún así las autoridades dicen que mi hermano es culpable a pesar de que no logran armar la verdad histórica sino puros señalamientos”, dice Roberto Escamilla hijo, recordando la actuación de la juez que lleva el caso, Alma Aleida Sosa Jiménez.
Con el lenguaje del derecho en la punta de la lengua tras cinco años metidos en el entramado legal del caso de Miguel Ángel, los familiares ya están tejiendo su estrategia para acudir a tribunales internacionales.
El abogado de la familia, Ramón Ángel López Mendoza, declaró la intención de acudir a instancias internacionales argumentando que las pruebas a favor de su cliente no fueron valoradas por la juez.
Argumentará además “vejaciones, torturas y confesiones que violentaron los derechos humanos”, con lo cual se podría atacar al “debido proceso”.
En caso de que el máximo tribunal de Veracruz deje preso a al acusado, y sabiendo que pueden pasar años, los hermanos Mateos Escamilla y los señores Roberto Mateos Sánchez y Lourdes Margarita Escamilla buscarán demostrar fuera de México que Miguel Ángel es un “presunto culpable”.
Mientras tanto, inmersos en una historia que parece una pesadilla, la familia Mateos Escamilla apela “al buen juicio” del Tribunal que ahora tiene en sus manos el destino de un joven que las evidencias absuelven pero que nunca más podría ver la libertad.
*Estudió periodismo en la Universidad de Xalapa y una maestría en la Universidad de Barcelona. Ha colaborado en medios de comunicación locales, nacionales e internacionales.
