El titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Arturo Bermúdez muestra “queriendo (ilusoriamente) ocultar”.
Cada una de sus cavernícolas formulas le ha fallado estrepitosamente. Primero queriendo arrinconar de diferentes maneras a la prensa de manera individual y aislada con agresiones que quedaron sepultadas en la Comisión de Periodistas y ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Posteriormente subió el tono al usar a los policías para borrar las imágenes de las cámaras, golpear a periodistas y amedrentar a otros para que no publicaran un solo detalle del desalojo a los maestros el 14 de septiembre, hasta llegar a su despreciativa frase “pinches medios” cuando lo sorprendió la manifestación de los colegas en plena comparecencia.
Arturo Bermúdez ha sacado el cobre. Su frase arrogante fue echada afuera sin pensar que los medios son la vía, la plataforma, si es que como se ha dejado entrever, pretende estar entre los que sucedan a Javier Duarte de Ochoa el 2016, pero además de eso, son los relatores de la inseguridad que atraviesa el estado.
En otra nueva metida de pata, ahora pidió nuevamente a sus policías darles un soborno a los comunicadores, “un chayo” de 200 pesotes, para aquellos que fueron a cubrir la rueda de prensa que se ofreció el pasado miércoles en las instalaciones de Playa Linda, la excomandancia de la desaparecida Policía Intermunicipal.
De acuerdo a los reportajes publicados en el periódico El Puerto y en la agencia Imagen del Golfo, los policías intentaron sobornar a varios miembros de los medios de comunicación.
“Al medio día de ayer, las autoridades citaron a los medios en la, donde a cada reportero, fotógrafo y camarógrafo le realizaron una revisión precautoria antes de entrar. Mientras los miembros de los medios esperaban entrevistas, un grupo de personas con gafetes de la SSP fue llamando a un representante de cada medio a un pequeño cuarto junto a la habitación donde se llevaba a cabo la junta. Una vez adentro, otro empleado de la institución ofrecía como regalo un chayote de al menos 200 pesos a cada reportero que fuera convocado a ese cuarto”.
“Esto causó descontento entre varios de los comunicadores, quienes indignados reclamaron directamente a la joven empleada que coordinó este movimiento, la cual únicamente se desentendió del reclamo e hizo como que “la virgen le hablaba” sin declarar algo al respecto.
Tras esta confrontación, quienes operaban este movimiento cancelaron la operación y le pidieron a los reporteros que se replegaran hacia atrás, pues estaban por salir los miembros del comité”.
¿Para qué era el soborno?, ¿qué era lo que se pretendía ocultar? Las quejas de inseguridad de los empresarios ante la ola de inseguridad, violencia que ha arreciado nuevamente en el Puerto de Veracruz.
La inseguridad en el estado es un hecho, que no se borra con sobornos, o con medios, sino con hechos, con prevención, con seguridad, con inteligencia.
El especialista en temas de seguridad, Edgardo Buscaglia, aseguró que en el estado, como en muchos otros estados del país, se vive una auténtica “pesadilla de violencia”. “Hemos pasado de la inseguridad pública a la inseguridad humana”, dijo en referencia al acoso de la prensa, pero en cada uno de los hogares del estado ya hay alguien que sabe o conoce a una víctima de la violencia.
Situación que se agrava con la corrupción e impunidad que se vive en el estado y en general en el país.
Los chayos no cambian realidades. Los medios aunque tengan notas color rosa, no cambian la situación y aunque pocos publiquen la verdad incómoda o no, no deberían ser el blanco.
Los funcionarios y políticos de Veracruz han nublado la vista, los enemigos no son los medios ni los periodistas, sino la inseguridad, la pobreza, la injusticia, los malosos. ¿A poco da más miedo la portada de un periódico que un asalto, un robo, un intento de asesinato o una muerte violenta? A menos que haya algo que ocultar.
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