A raíz de la muerte Gregorio Hernández de la Cruz, el décimo periodista asesinado en el duartismo, se concretaron cambios que se debían hacerse desde hace mucho, pero que se fueron posponiendo para evitar mayor escándalo.
Las fallas quedaron a la vista de todos, eso se reflejó en la explosión de hartazgo y rechazo a muchos de los personajes que integran el gobierno estatal. La peor muestra que orilló a efectuarlos fue el twitter mundial #HastaQueRenuncieDuarte, eso fue la punta de lanza para reconocer y para darse cuenta que no los querían.
Los cambios en sí, admiten el error y la necesidad de reestructurar. Sin embargo, el resultado a unas semanas es más externo que interno.
La diferencia ahora, es que el gobernador Javier Duarte trata de estar en cercanía con la gente, que se sepa que hace: corre, desayuna con periodistas, da conferencias de prensa a la semana, busca generar simpatías, como lo hizo esta mañana al ser acompañado por su hijo mayor, vestido de traje y sonriente.
Quienes están cerca de él dicen que ahora se muestra más receptivo, escucha lo negativo, aunque no le guste, cosa que antes no hacía.
Sin embargo, para los expertos como el historiador Martín Aguilar, y la doctora en derecho María Mercedes Sánchez el tratamiento que debe darse al estado va más allá de una fotografía o un asunto de imagen.
Primero y el más importante, es reconocer el error, admitir que Veracruz no es el mismo, que Veracruz ha despertado, que su sociedad se hartó y al ver lentitud, omisión, abuso ha salido a las calles. No es un asunto de trienio, son años, sexenios de la nada.
Los académicos del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Veracruzana (IIHS-UV) en una entrevista con el periodista Williams Cortéz para la revista Era www.revistaera.com proponen cambiar la estructura del sistema con personas de trayectoria para integrar el gabinete, de reformas urgentes, de humanidad, de dar un viraje para cambiar la crisis de estado en la que se encuentra Veracruz y para evitar una michoacanización o emular a un Tamaulipas.
“El discurso oficial de todo está bien en Veracruz está completamente alejado de la realidad. Se requiere de un viraje urgente que reconozca los problemas, para luego combatirlos de una forma distinta a como se ha hecho”, puntualiza el historiador Martín Aguilar.
El contexto es difícil, agrega, pero hay que reconocer que no hay condiciones adecuadas y que el esfuerzo del gobierno es insuficiente, principalmente por los problemas ocasionados por las bandas del narcotráfico asentadas en Veracruz, que siguen haciendo mella.
Por ello, ambos urgen a una reforma estructural urgente y profunda que eleve el nivel de las instituciones con personas comprometidas y expertos en la materia”.
Ahora que el mandatario estatal muestra un poco de apertura, debería acercarse a los académicos de la Universidad Veracruzana, de la UNAM y del mismo extranjero para evitar que el estado siga profundizando la crisis en que se encuentra, pero sobre todo sacudir sus estructuras con expertos en la materia. Después puede ser demasiado tarde.
