Víctimas sin voz: Siete años de clamar justicia por Pedro Tamayo

Los Mecanismos de Protección han fallado, primero con el periodista Pedro Tamayo, asesinado hace siete años frente a su casa, y hasta la fecha con su esposa, Alicia Blanco, quien ha sufrido torturas, amenazas y exilio en su lucha por justicia

II de IV

AMIGZADAY LOPEZ BELTRAN

Los Mecanismos de Protección fallaron en ambos casos. En primer lugar, el periodista Pedro Tamayo Rosas fue asesinado frente a su domicilio en 2016, a pesar de estar bajo resguardo estatal. Cuatro años después, en enero de 2020, su esposa, Alicia Blanco Beisa, fue secuestrada, torturada y continúa siendo víctima de amenazas para que retire las denuncias.

El protocolo de seguridad que les brindó el estado de Veracruz ante las amenazas, de poco les sirvió e incluso pudo ser una navaja de doble filo, ya que en ambos casos podría estar involucrada la Fiscalía del Estado y los policías municipales de Tierra Blanca, un municipio ubicado al sur de Veracruz, México, donde se disputan el territorio los cárteles Los Zetas y Jalisco Nueva Generación, además de ser un paso de bandas para el tráfico de migrantes.

Blanco Beisa es una mujer pequeña de tez morena que ríe apenas se le presenta la oportunidad. A primera impresión, no te imaginarías que su viudez proviene de un hecho violento que le arrebató a su esposo frente a su casa mientras atendía un puesto de comida, ni que haya sido agredida más veces de las que puede recordar, ni que la hayan torturado brutalmente para que “le baje”.

“Me han torturado, me quemaron una casa, me quemaron un seno, uno de mis hijos está en la cárcel acusado de secuestro, recientemente he sufrido agresiones armadas con persecusiones estando con mi nieto, amenazas afuera de mi casa y por mensajes. Quieren que le paré a mis denuncias de justicia”, relata la hoy también integrante de la “Red en Memoria y Lucha de Familiares de Periodistas Asesinados o Desaparecidos” en Veracruz.

Desde el asesinato de Pedro Tamayo hace siete años, las amenazas contra Blanco Tamayo para detener las denuncias contra los responsables materiales e intelectuales del crimen no se han detenido, incluso la organización defensora de la Libertad de Expresión,  Artículo 19, ha dicho que: “Alicia Blanco ha sido revictimizada y atacada desde el asesinato de su esposo en julio de 2016”.

En el 2000, Alicia salió de su casa cuando fue “levantada” por hombres armados. “Había una patrulla con policías para defenderme y salí confiada,  pero dos tipos me subieron a un carro, me torturaron, me quemaron un seno y todo para que detenga mis denuncias”.

Al negarse a retirarlas, asegura que su hijo, José Adrian Tamayo Blanco, fue “acusado injustamente” del secuestro y asesinato del médico radiólogo Carlos Luna Capetillo, junto con dos ex policías del Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial para el Estado de Veracruz (IPAX),  quienes eran responsables de las medidas cautelares de la familia Tamayo Blanco.

Afirma que su hijo fue detenido sin una orden de aprehensión, y los abogados, golpeados por los policías ministeriales. “También a las familias de los abogados los amenazaban y loss golpeaban con que si seguían agarrando el caso Tamayo, les iría  muy mal. Fue un problema encontrar a un abogado, y a mi hijo ya lo sentenciaron”.

Blanco de Tamayo dice que evita mezclar los casos, pero durante los primeros años la amenazaban con que no sacara a su hijo de prisión o se atendría a las consecuencias. “Si tu hijo esta en la cárcel es para que te calles, pero no sé que es lo que quieren que calle”, cuestiona.

JUSTICIA CIEGA

La esposa del periodista Tamayo Rosas señala que, después de siete años desde el  crimen de su esposo, por fin a principios de año, pudo acceder a la carpeta de investigación debido a las presiones realizadas por la Red de Familiares de periodistas.

“Este año he acudido dos veces a la fiscalía del estado a revisarlo con abogados de la CEAPP. Por medio de la Red, todos los integrantes tuvimos acceso a nuestros expedientes, pero antes, fue imposible”, señala.

Indicó que en las primeras agresiones siempre estuvo involucrada la Fiscalía y los policías municipales de Tierra Blanca. “Cuando pedí acceso a la carpeta de mi esposo, me decían que si quería continuar con las denuncias o que me dejarán en paz, tenía que retirar mis denuncias”.

También, pese a que ha denunciado la tortura y las amenazas, el Gobierno aún no ha dado con los responsables de los ataques en su contra ni con los asesinos intelectuales del periodista Pedro Tamayo.

“He presentado mis denuncias, pero no sé si seguir denunciando. Hace tres o cuatro años me bajaron de mi camioneta, me llevaron, me golpearon y acudí a poner la denuncia, pero hasta hoy estoy esperando a que vengan los policías para ir a la reconstrucción de hechos”, dice.

¿QUIÉN ERA EL PERIODISTA PEDRO TAMAYO?

Pedro Tamayo Rosas tenía 42 años cuando lo asesinaron. Bajo el pseudonimo de “En la Línea de Fuego” daba cuenta de los crímenes registrados en Tierra Blanca, que en ese entonces estaba dominado por el Cártel de Los Zetas.

Además de colaborar con medios locales como El Piñero de la Cuenca, Al Calor Político, El Cañero de la Cuenca, entre otros, era empleado de gobierno del Estado en el área de Planeación y Estrategia de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).

En una denuncia de Pedro Tamayo, meses antes de su asesinato, dijo que en nombre del gobernador “policías vestidos de trabajadores de Telmex” acudieron a su domicilio y amenazaron a su esposa para que él, “le bajara de huevos y dejara de estar chingando”  al publicar información comprometedora. Tamayo, obtuvo la protección estatal y fue trasladado a Tijuana junto con su familia. Sin embargo, meses después regresó a Veracruz por voluntad propia.

Una de sus últimas noticias versaba sobre la desaparición de un policía municipal. “El quehacer reporteril de Pedro en Tierra Blanca era complicado, pues en muchas ocasiones había sido intimidado por las fuerzas del poder oficial. Y es que sus publicaciones -la mayoría de violencia- incomodaban. Tenía la premisa de informar las situaciones de riesgo, las complicaciones de una región históricamente violenta”.

Era un reportero que marcó una vida al lado de una cámara y al son del teclado. Era un reportero y  fue un reportero que murió teniendo el blindaje del estado”, señaló el medio donde colaboraba Tamayo Rosas, “El Piñero de la Cuenca”, en una editorial después de su muerte.

IMPUNIDAD EN CASO PEDRO TAMAYO

La esposa del periodista señaló que hasta el momento no ha habido avances en la investigación para identificar a los asesinos de Tamayo Rosas.

“De los autores materiales, se dice que están desaparecidos, porque si se supo quiénes fueron, y las familias decían que las personas estaban desaparecidas, no sabemos si fue solo un rumor, pero sí se supo quienes lo hicieron y hubo muchas autoridades involucradas; de los autores intelectuales, menos se sabe”, dice.

Las agresiones contra Blanco de Tamayo han sido constantes desde la muerte de su esposo, ya que ha señalado el involucramiento de los policías municipales, además de insistir en exigir justicia para dar con los responsables intelectuales y materiales del asesinato.

“Nos dan atole con el dedo, nos dicen que van a revisarlo, que esto, que lo otro, pero no vemos nada. Hay videos donde los mismos policías no detuvieron a los asesinos, no lo ayudaron mientras se desangraba e impidieron que llegara la ambulancia para atenderlo. Puse las denuncias contra los policías y se me vinieron muchas amenazas”, recuerda.

Además, ahora se suma la lucha legal por demostrar la inocencia del hijo mayor del matrimonio Tamayo Blanco, detenido en diciembre de 2016.

“Los policías que cuidaban de nosotros por las medidas cautelares que teníamos también son inocentes. Incluso sus declaraciones coinciden con la de mi hijo. Estuvieron juntos todo el día, en la misma fecha que ocurrió el secuestro del médico de Tierra Blanca. Uno de ellos, ya falleció”, dice.

LAS AMENAZAS LA SIGUIERON HASTA TIJUANA

Alicia Blanco, temerosa por su vida y la zozobra ante las constantes amenazas, decidió abandonar Tierra Blanca y solicitar apoyo a la Comisión Estatal para la Atención y Protección a Periodistas (CEAPP).

En 2022, por segunda ocasión,  se fue de su casa; sin embargo, las amenazas la siguieron hasta Tijuana.

Solamente mi familia sabía de mi reubicación, pero la Comisión Estatal de Víctimas le pidió sus datos para apoyarla en el proceso.

“En mi caso, siempre ha habido fuga de información. Cada vez que iba a denunciar en la Fiscalía, apenas salía de ahí, la persona denunciada ya tenía incluso una copía de mi denuncia. No digo que fue la Comisión de Víctimas la que paso la información, pero apenas llegué a Tijuana, a los tres días, recibí la primer amenaza donde me decían exactamente dónde estaba”, señala.

Explica que a través de un mensaje de voz en WhatsApp, la amenazaron y le informaron que sabía donde estaba, “se supone que nadie sabía, pero esta gente dio pelo y señas de donde estaba, lo que yo hacía, el color de los departamentos donde vivía, qué hacía. Dije: ¡ah cabrón! y por eso decidí regresarme”.

Afirma que, auque ha presentado denuncias por las amenazas recibidas, no se ha hecho nada. “Hay una denuncia y la Fiscalía General del Estado tiene en su poder los audios y números telefónicos, pero siempre he dicho que no sé ni para que las presentó si sé que nunca se va a hacer nada”, lamenta.

Blanco Tamayo recuerda claramente otra ocasión cuando dos personas en una motocicleta la amenazaron y pidió auxilio a la policía. “No llegaron y cuando lo hicieron, me dijeron que me encerrara, que me acostara a dormir,  que no me pasaría nada”.

En una de las últimas agresiones, el pasado 29 de abril, cuando venía de la ciudad de Cosamaloapan, fue perseguida por hombres armados, quienes tirotearon el auto en el que se encontraba ella, su nuera y su nieto. A pesar de pedir el apoyo policial estatal, este nunca llegó.

“Mi coche prácticamente se desbarató, la Fuerza Civil no nos auxilió, aunque había elementos afuera de mi domicilio. Quien nos auxilió fue la Guardia Nacional y nos resguardó hasta la casa”, recuerda.

A pesar de que Alicia trata de mantener el optimismo, reconoce que esa agresión le

ha pegado mucho porque no ve mucho a su nieto con frecuencia. “Mi nuera sufre de ataques de ansiedad y ha sido muy afectada porque ha sido testigo de todas las agresiones contra la familia, el exilio, el asesinato de mi esposo, el encarcelamiento de mi hijo,  todas las agresiones en mi contra, y teme que algo le pase al niño”.

 

Y señala: “Cuando nos atacaron los hombres armados en el carro, nos pedían que nos detuviéramos y los policías no nos prestaban auxilio hasta que llegó la Guardia Nacional…Me sentí muy mal al ver a mi nuera llorar, y desde ese día, no me trae al niño. Estoy muy triste,  eso me tiene muy abajo”.

Para Blanco Tamayo, en todos estos años de amenazas debido a sus demandas de justicia, tener que dejar su casa para buscar refugio en otro estado ha sido una de las experiencias más difíciles. “Dos veces nos han reubicado, una con mi familia y con Pedro, y otra yo sola por tres meses. Es horrible que te quiten todo, que te saquen del mismo lugar donde te sientes seguro. Para mí ha sido muy feo”.

 

BOTÓN DE PÁNICO, INSERVIBLE

Durante años, Blanco Beiza ha navegado sola en su lucha por la justicia. Sin embargo, desde que se conformó “La Red en Memoria y Lucha de Periodistas Asesinados o Desaparecidos”, ha aumentado la presión para esclarecer el  asesinato y detener las agresiones en su contra.

A pesar de ello, una de las pocas medidas de protección que ha obtenido es la obtención de un botón de pánico proporcionado por la CEAPP en el estado de Veracruz, pero, según ella, “no sirve para nada”. Además, el Mecanismo de Protección del Gobierno Federal le da largas para incluirla en la protección federal.

“En una ocasión, apreté varias veces el botón de pánico, y ni una llamada llegó.  Del Mecanismo siempre me dicen que me van a incluir, pero nunca lo han hecho. Solo se echan la bolita entre ellos y la CEAPP, pero siempre les he dicho que no voy a quitar mis denuncias sobre el asesinato de mi esposo, y menos ahora que me siento respaldada por la Red. No me callaré”.

-¿Por qué continúa con esta exigencia de justicia pese a la agresiones?

-Todos nosotros, los integrantes de la Red, estamos en la misma sintonía, no queremos que el asesinato de periodistas continúe. Todos hemos sufrido repercusiones emocionales, pero poder lucgar al lado de quienes han vivido lo mismo nos ha hecho más fuertes. Ahora ya no solo piden justicia los periodistas, también lo hacen sus familias.

Amigzaday-th
Amigzaday López Beltrán
Periodista mexicana radicada en Inglaterra. Fundadora de Revista Era. Ha colaborado como freelance en medios como Proceso, Democracia Abierta, Houston Chronicle y Women in Journalism.

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