El ensayo de un hijo que no se escribió

El Hospital Regional de Alta Especialidad de Veracruz se ha convertido en un referente de horror. Después del dramático caso del “bebé del galón”, han surgido más quejas, un bebé con el hombro dislocado y un gran temor de vivir la tragedia que otros ya pasaron. ¿Salud privada o pública? No es una pregunta que muchos padres puedan hacerse

CARMEN KAHLO

Un hijo es un ser que nos prestaron para un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de cómo aprender a tener coraje. Sí, ¡es eso! Ser padre o madre es el mayor acto de coraje que alguien puede tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente a la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. ¿Perder? ¿Cómo? No es nuestro… ¿recuerdan? Un hijo es apenas, como escribió José Saramago, un préstamo….

Veracruz, Ver.-El Hospital Regional de Alta Especialidad de Veracruz se ha convertido en un referente de horror para algunos de los pacientes que han sufrido en carne propia la negligencia en la práctica de la medicina.

Tal es el caso de la joven pareja conformada por Carlos Rodríguez Castro y Martha Luisa Rodríguez, quienes súbitamente vieron truncados sus sueños de ser padres al ser atendidos por médicos del referido nosocomio.

La ilusión de ser padres había entrado por todos lados a la casa de los Rodríguez. Carlos y Martha vivían con alegría el hecho de “estar embarazados”.

El seis de agosto pasado los Rodríguez acudieron a una consulta de “rutina” en el hospital materno de la Secretaría de Salud, ubicado en la colonia Tarimoya, de la Ciudad de Veracruz. Se acercaban los días para que esta joven pareja pudiera tener entre sus brazos a dos varones, pues el ultrasonido que le fue realizado a Martha evidenciaba que en su vientre se encontraban dos bebés del sexo masculino.

“No entiendo qué paso: llevé a mi esposa al Hospital de la Mujer en Tarimoya, ahí llevaba sus consultas de rutina. Desde que supe que estaba embarazada hasta que se supone el día en que daría a luz (…) nos habían dicho que los bebes nacerían el 16 de agosto que los dos estaban bien colocados y que probablemente presentarían un cuadro de desnutrición por Martha, pero nada más”, relata Carlos, un hombre joven 21 años, estatura mediana, cabello negro azabache y ojos pequeños color café obscuros

-¿Por qué la llevaste al HRV?

-Ya se acercaban los días y ella me decía que estaba un poco nerviosa, así que pues tome un poquito de dinero de un ahorrito y la llevé al hospital de Tarimoya. Fue como nuestro paseo de domingo, le dije vamos pues a ver qué es lo que nos dicen, porque, como te digo, ya estábamos a unos días de que los bebes nacieran.

Sin embargo, al acudir al hospital de Tarimoya, la pareja no encontró a los médicos que llevaban el control del embarazo de Martha, por lo que siguieron la recomendación extra oficial que una enfermera les hizo, de “acudir al Hospital de Alta Especialidad de Veracruz”

“Llegamos al hospital y Martha estaba muy nerviosa, yo le dije que confiara que si quería nos íbamos pero me dijo que no, que se sentía un poco extraña por lo que mejor aprovechaba a revisarse. Pedimos orientación y nos pidieron que esperáramos, así lo hicimos. Cuando le tocó pasar a mi mujer, me quedé esperando sin saber que se iba a tardar tanto, pues entró a consulta a las 11 y eran la una de la tarde y no salía”.

El domingo parecía destinarle a Carlos una importante lección, que se le encallaría en la piel y se volvería una herida de batalla.

“Pregunté y me dijeron: no señor su esposa va a ser intervenida, ya está todo listo para que los bebes nazcan, así que por favor espere”

Carlos enmudece, de tan solo recordar el momento. Se lleva las manos a la cara como si con esta acción en automático pudiera regresar el tiempo y evitar la intervención quirúrgica de su esposa.

Las horas pasaron y cerca de las cinco de la tarde a Carlos le dieron la noticia: sus hijos y esposa estaban sanos. Fuera de peligro y tomando una siesta. En breve, verían el modo de que el joven padre entrara a verlos.
Carlos no quiso estar solo mientras esperaba. Llamó a sus padres así como a sus suegros, sin embargo, pasadas las cinco de la tarde recibió una serie de noticias que lo desconcertaron.

“Primero salió una enfermera y me dijo que no eran dos varones si no un niño y una niña, a lo que pensé: mientras estén sanos qué más da si el ultrasonido salió mal, al fin que todo lo que habíamos podido comprar pues era en color amarillo y otras cosas que nos regalaron eran de varios colores. Eso era lo de menos pensé, pero después pasó como una hora y salieron a decirme que uno de mis bebes había muerto”.

Carlos hace una pausa, respira de manera honda y alza la vista para contener el llanto mezclado con una profunda rabia de hacer justicia por su propia mano.

“Salió una enfermera y me dijo firme aquí. Traía en las manos un galón con una etiqueta y olía extraño. Me dijo una vez que firmé, tenga es el cadáver de su bebé. Se dio la media vuelta y se fue como si nada, yo quedé simplemente así como un mono, quieto no supe cómo me pude contener en pie sosteniendo en las manos un bote que

traía adentro a mi bebe”, relata aún en shock.
Horas después, tras el escándalo mediático generado, la directora del Hospital, Araceli Cabrera Mujica, dio una explicación que sólo encendió los ánimos.

“Hubo un error de procedimiento, no es lo que marca la norma y es lo que ha traído como consecuencia que tengamos que suspender al personal, de momento, ya lo hicimos con una y seguimos en un proceso de investigación. Si existieran más involucrados inmediatamente se daría la suspensión”, dijo en una conferencia de prensa de la que salió mal librada.

NO SÓLO ES CARLOS

Eduardo Martínez Contreras alias “El Gato” comerciante informal en el puerto de Veracruz vivió una situación similar en el Hospital de Alta Especialidad de Veracruz.
“Se trataba del tercer parto de mi esposa, fue parto natural, pero al tener al bebe entre nuestros brazos nos dimos cuenta de que lloraba mucho, demasiado diría yo”, señala.

“El Gato” refiere que su esposa al salir del hospital le decía que el bebé no resistía mucho estar entre sus brazos, por lo que, preocupados, acudieron con un médico privado para revisar al recién nacido.

“Nos hicimos de unos ahorritos, lo llevamos y el médico nos dijo que tenía su hombrito dislocado. Nos dijo que al ser expulsado, el médico que ayudó a mi esposa en el parto, lo tomó con mucha fuerza, tanta que le lesionó el hombro”.

Con el parte médico y radiografías en mano, la pareja regresó al Hospital para reportar lo sucedido. Los médicos, refiere “El Gato” se hicieron de “oídos sordos”, pero el al ser amenazados por Eduardo Martínez de hacer público el caso de su hijo, le ofrecieron de manera gratuita terapia de rehabilitación para el menor.

“Se hicieron pendejos, pero cuando les dije que iría a los medios, me dijeron que lo único que podían hacer por mi hijo era darle terapia de rehabilitación de manera gratuita dos veces por semana (…) mi mujer y yo quedamos de acuerdo con eso (sic)”, refiere.

MUERTO EL NIÑO A TAPAR EL POZO

A dos meses del caso de Carlos, todo indica que el HRV ha tomado medidas extremas.

Rocío Galván joven de 22 años, relata: “No quería aliviarme aquí, le rogué a toda mi familia que me ayudaran para aliviarme en una clínica, pero pues la escasez del dinero no me lo permite, pero tengo miedo que me pase lo mismo que a la pareja del bebé en el galón”.
No obstante, señala su esposo le pide confiar. “Ahorita hay mucha seguridad adentro, los doctores traen gafetes donde es posible ver su nombre y pues mi marido me dice tú confía gorda, pero estoy a semanas de aliviarme. Ya vine a checarme y a preparar el día de mi cesárea, en caso de que acá –se lleva la mano derecha a su vientre- no se acomode, pero tengo algo de miedo”, confiesa la madre primeriza.

“Una enfermera del HRV me dice que desde que se conoció lo del bebé en el galón han andado bien perros los doctores y la directora del hospital. Pasan lista, extreman medidas, pero pues eso de muerto el niño hay que tapar el pozo me pone de nervios. Y si de malas ese día que me alivio ¿el pozo se destapa? Tengo mucho miedo”.

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Amigzaday-th
Amigzaday López Beltrán
Periodista mexicana radicada en Inglaterra. Fundadora de Revista Era. Ha colaborado como freelance en medios como Proceso, Democracia Abierta, Houston Chronicle y Women in Journalism.

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