Los candidatos no sólo se juegan su propio futuro político y el de sus partidos; lo que está en juego es la posición rumbo a la sucesión de quienes los impulsan. El análisis podría resumirse en el futuro del clan de los Yunes: los que quieren que prevalezcan y los que quieren que caigan, pero hay más cabezas en juego.
El triunfo el próximo mes de julio no estará completo para cualquiera de los dos partidos principales aunque logre ganar la mayoría de los municipios o de los escaños en el Congreso, ya que es necesario obtener la joya de la corona. Nadie puede cantar victoria sin antes tomar
los palacios municipales de Veracruz y Boca del Río y las tres curules que les corresponden. No sólo por la estrategia política, también por el orgullo.
El municipio de Boca del Río por su población de 150 mil habitantes pareciera no ser tan estratégico en el plano electoral. Su importancia radica en que se trata de la ciudad vecina de Veracruz y juntas forman un todo, aunque en los últimos años también ha adquirido un significado simbólico, pues ha sido el campo de batalla entre las corrientes fidelistas y yunistas.